miércoles, 28 de agosto de 2013

La Raya oriental de Castilla y su fortificación

La frontera bajomedieval entre Castilla y Aragón en la parte soriana oriental no está físicamente determinada por significativos accidentes geográficos; por el contrario, todo esta área geográfica supone una transición o comunicación entre el Duero con el Jalón y el Ebro. La precisión de la frontera hubo de realizarse artificialmente mediante la sistemática construcción de castillos. El avanzado estado de ruina que amenaza su conservación impulsa su conocimiento histórico y constructivo. Su rehabilitación es improbable y económicamente insostenible, pero al menos se hace necesaria su consolidación. A pesar de que estas edificaciones carecen de incentivos artísticos que aumenten su interés, su valor actual reside en que forman parte integrante del paisaje cultural. En su día surgieron como sistema de organización del territorio y esta escala geográfica y paisajística es la que le da importancia y valor actual.

El territorio y su fortificación



La sistemática construcción de fortificaciones — ciudades amuralladas, castillos y torres— que se produce durante la Baja Edad Media en la frontera entre las Coronas de Castilla y Aragón es una de las formas de controlar el territorio por parte de los órganos de poder por ser esta necesi­dad una de sus preocupaciones fundamentales. En los puntos más estratégicos de las vías naturales de comunicación se ubicaron las fortalezas que permitían la vigilancia y defensa de la vía, la estancia y el amparo de tropas y la presencia de una guardia continua. Estas primeras líneas de defensa salvaguardaban a las villas amuralladas principales que se ubican en una posición más alejada de la frontera. El fenómeno del incastillamento advertido por Toubert (1973) apresta al estudio de estos edificios desde su componente social y territorial.
 El territorio que ocupa administrativamente desde 1833 la actual y mermada provincia de Soria ha sido desde la antigüedad un territorio de paso y de frontera. El afán de Roma por dominar el territorio —es célebre el dilatado sitio de Numancia— respondía a la necesidad de controlar tan importante paso entre el valle del Ebro y la Meseta, tanto a través del Duero como del Jalón hacia el Tajo. Al sur de la actual provincia, el valle del Jalón comunica el valle del Ebro con el del Henares y el Tajo para acceder a la Meseta sur. Desde esta vía de comunicación fue desde la que los ejércitos romanos acometieron las sucesivas empresas de conquistar el territorio celtíbero. Establecieron diversas penetraciones a través del puerto de la Bigornia en la vía entre Bilbilis —Calatayud— y Numancia, y a través del valle del Nágima o desde Ocilis —Medinaceli— y Almazán (Taracena Aguirre 1934, 259). La estructura de comunicación territorial romana, que perdura durante el periodo visigótico (Alonso Ávila 1984), es utilizada por los árabes durante el Califato. Así, se utilizará esta calzada que discurre por el Jalón para comunicar la capital de la Marca Inferior, Mérida, con la de la Marca Media, Toledo y más tarde Medinaceli, hasta la cabeza de la Marca Superior, Zaragoza. La Reconquista y las incursiones aragonesas en territorio castellano seguirán estas vías de comunicación ancestrales, además de aprovechar otros valles y vías naturales, como ya señaló Gutiérrez de Velasco (1960, 70, nota 3).
A comienzos del siglo xii, cuando se produce la reconquista del valle del Ebro por parte del reino de Aragón, se vuelve a plantear la comunicación con el valle del Duero, que comienza a abrirse a partir de la fosa de Almazán y que ha sido la frontera y la vía de la reconquista castellana hasta ese momento. La comunicación entre estas dos grandes unidades paisajísticas, entre la Meseta y el valle del Ebro ha estado históricamente determinada por los cursos de los ríos afluentes en el Ebro y que nacen en la divisoria con el Duero que atraviesa la actual provincia de Soria: el Alhama, el Linares y el Queiles tributarios del Ebro al noreste provincial, y el Jalón y sus afluentes los ríos Nágima, Henar, Caraban y Manubles, al sureste.
Este hecho es de suma importancia porque será uno de los criterios para la ubicación de los elementos defensivos. En los puntos de entrada a Castilla desde Aragón se sitúa una línea de castillos roqueros cuya defensa y difícil ataque se garantiza por la gran pendiente que va a haber entre la base del valle o vía de comunicación y el castillo. Éstos se sitúan en los bordes de las plataformas de los páramos calizos que dominan los valles, de manera que el talud contribuye a la defensa, como es el caso del castillo de La Raya. En otras ocasiones, el castillo se sitúa en el cantil de una hoz para proteger su paso, como en Ciria. La ciudad fortificada de Peñalcázar se ubica sobre un cerro testigo cuyos escarpes han funcionado de muralla natural. En otros casos tan sólo se utiliza las pequeñas elevaciones del terreno como base para el castillo que controla visualmente los valles fluviales, como es el caso de Serón de Nágima o el desaparecido de Almazán sobre el cerro de El Cinto.


La villa amurallada de Peñalcázar tuvo una gran importancia en la Edad Media. Hoy, apenas se levantan unos escasos tramos de los lienzos perimetrales que rodean el despoblado que se alza sobre la muela calcárea.


El castillo de Ciria protege, desde la protección que le proporciona el cantil, el paso del río Manubles


El castillo roquero de Cihuela vigila el estrecho paso del río Henar antes de entrar en Aragón aguas abajo

(continuará...)

Esta entrada forma parte de la siguiente publicación:
Gil Crespo, Ignacio Javier (2013) Fortificación fronteriza y organización territorial medieval: los castillos de Soria. In: La experiencia del Reuso. Propuestas Internacionales para la Documentación, Conservación y Reutilización del Patrimonio Arquitectónico. c2o, Madrid, pp. 233-239. ISBN 978-84-45321-71-2

Para descargar: http://oa.upm.es/16559/

viernes, 16 de agosto de 2013

The construction of the fortress of Serón de Nágima (Soria, Spain)


This fortress is named many times during the late medieval confrontations between Castile and Aragón. That responds to the fact that it is located in one of the busiest routes between Jalón´s and Duero´s valleys in the “Two Pedros War”.
News about the city of Serón are dated since 12th Century, but it is possible that the castle were built later in the 14th of 15th Century. However, many investigators has dated the castle as muslim, that is: previous to the 12th Century when the territory is reconquered. The reason for what they have dated the castle is its constructive technique of rammed earth, because there is any artistic element. We think, comparing the construction with other castles of rammed earth, that the erection of the castle was around the Late Middle Age and in only one constructive stage.

The castles from the south-east

The walls are 2.40 m width at the lower part and 2.70 in the upper. The difference leads us to think that a skirting board protected the lower part of the wall. It could be ashlars masonry. The upper part of the wall has an outer layer of lime mortar coat about 10 cm thick, commonly known as calicastrado. It is built by rammed earth levels around 90 cm high. Batches of compacted earth can be observed. The average thickness is between six and seven centimeters.
The presence of the putlog holes of the wooden cross ties helps us to reconstruct the proc­ess of the walls construction. The distance between these putlog holes to each other is about 70 cm. They pass ever from one side of the wall to the other side. In some of them, the superficial sealing remains. This stopper is made with a fill of rubble, gravel, mud and lime. None of them shows any rest of the wooden cross ties. These signs are the negative of the wooden beams used both as wooden cross ties of the formwork as scaf­folding to build the walls. Two wooden cross ties’ sizes have been documented: 8 x 15 cm and 10 x 10.

West wall of the castle of Serón de Nágima


The upper part of the walls was finished off with lime mortar rubble, constructed with the same tech­nique of rammed earth formwork. This way, the head of the wall would be protected from impacts and erosion with a more resistant material.
In the walls preserved from the Serón de Nágima castle, we can see several voids. In the western wall there is a big high hole, which could have perhaps been the access to the site. However, the most ex­ceptional holes are some aspilleras or saeteras —loopholes or arrowslit: defensive holes with vertical form—formed by a formwork inside the rammed earth.

The encounter among the several phases of the building is done by a inclined joint. It is the result of the shortening of the length of each batch. In this manner ensures proper interlocking between the different phases of work. The inclinations of the different joints are parallel.

For further information:

Rammed earth walls in Serón de Nágima castle (Soria, Spain): Constructive lecture
http://oa.upm.es/11373/


Moñux (Soria)